Familias, grupos de amigos, estudiantes, parejas
Disfrutarás de un espectáculo íntimo y cercano al público en Sevilla. Conocerás a los artistas e inmortalizarás el momento. En pleno centro del Arenal, un barrio de Sevilla.
Our Story
El flamenco no es únicamente un estilo musical, es una forma de arte. De hecho, es una de las representaciones artísticas más internacionales de nuestro país. Música, baile, cante y, sobre todo, mucho sentimiento son los grandes protagonistas del flamenco. Esta expresión artística nace de la mezcla de muchas culturas, árabe, judía, gitana y andaluza. De esa mezcolanza cultural que se dio en Andalucía surgió el Flamenco, por eso la cuna del mismo es la rivera del Guadalquivir. Allí empezó y se desarrolló este arte, convirtiéndose en una manifestación artística universal. Otra influencia procedente de la Edad Media la encontramos en la época de la España musulmana. La música Andalusí resultó de la fusión entre la procedente del norte de África, la cristiana y la judía. No empezó en un año concreto, fue creándose poco a poco con todas las mezclas de culturas y desde hace aproximadamente dos siglos es cuando se empieza a expresar como lo conocemos hoy día, aunque hay noticias documentadas, hacía el año 1770, en las que cuentan que se celebraban algunas fiestas y reuniones en las que los gitanos exhibían bailes y cantes que fueron los antecedentes del flamenco que hoy conocemos. Entre 1765 y 1860 encontramos tres focos de importancia que crearían escuela, Cádiz, Jerez de la Frontera, y el barrio de Triana de Sevilla, el cual se encuentra en frente de nuestra sala. Entre 1860 y 1910 se ingresa en una época más prolífica, en la que el flamenco comienza a evolucionar, llamada La Edad de Oro del Flamenco. En esta época florecen los cafés cantantes, desarrollando el flamenco todas sus facetas; la instrumental, la de cante y la de baile, hasta fijar definitivamente lo que pudiéramos considerar clasicismo de lo «jondo». El baile adquiere un esplendor sin precedentes, siendo éste el mayor atractivo para el público de estos cafés cantantes y se da un gran impulso a la guitarra, como complemento fundamental e indispensable para el cante y para el baile. Entre 1910 y 1955, el cante esta marcado por lo que ha llegado a llamarse la etapa de la Opera Flamenca donde mandan los cantes más ligeros como los fandangos y cantes de ida y vuelta. De otro lado, importantes artistas han llevado el flamenco por los cinco continentes y naturalmente sigue siendo Andalucía la capital del flamenco, donde más concentrado se encuentra y donde con más frecuencia se puede disfrutar este arte en su más pura manifestación. El flamenco es desde el 16 de noviembre de 2010, oficialmente, un arte universal. La UNESCO incluyó aquel día esta manifestación cultural española en la lista representativa de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Existen más de cincuenta palos distintos, sin contar con que el flamenco es un género musical en el que la improvisación y el toque personal del artista es esencial. Los palos del flamenco son cada uno de los estilos de cante de este arte. Para entenderlos, es importante saber que cada uno de los palos del flamenco tiene una estructura, con una parte fija y con una parte variable (porque en un tablao flamenco puede pasar de todo, y hay que dejar un espacio a la improvisación). Como todos los artistas de un cuadro flamenco conocen esta estructura, todos van “al mismo compás” (nunca mejor dicho). Los palos del flamenco más comunes son los bailados: Alegrías: Su propio nombre lo dice; es un compás que indica fiesta y alborozo. Su compás es el mismo que el de la soleá, pero va más rápido. Bulerías: No hay fiesta flamenca que no acabe por bulerías. Es el cante y baile más flexible de los palos del flamenco, y parece ser que proviene de los gitanos de Jerez, en Cádiz. El compás es el mismo que el de la soleá, ¡pero trepidante! Las bulerías transmiten barullo, alboroto… En el caso de que sean bulerías por soleás, el ritmo es más lento. Fandangos: De origen árabe y portugués, este compás nos recuerda al fado y a la mezcla de culturas. Cada zona ha hecho suyo su propio estilo, y así hoy tenemos los fandangos de Huelva, los fandangos de Málaga (o malagueñas), etc. Seguiriyas (o seguidillas): Es un cante lleno de sentimiento, triste y doloroso, el que más nos recuerda al cante hondo. Su baile suele ser muy solemne, sin ornamentos, y muy emocionante. Sevillanas: Es posiblemente el baile flamenco más extendido; se baila en toda Andalucía y tiene la singularidad de que se danza en parejas. Soleás o soleares: Se discute si su nombre viene de soledad, o de solear, es decir, ponerse el sol. También es un cante solemne, con sentimiento, y es uno de los pilares de los palos flamencos. Tangos: Como las soleares, los tangos son uno de los palos del flamenco fundamentales y más antiguos. El baile por tangos es posiblemente el más antiguo, aunque después este palo se haya independizado a solo cante. Aquí es donde un flamenco puede demostrar toda su picardía, su gracia y su salero. Cuando el tango gitano se hace más lento, se vuelve más insinuante si cabe, y entonces toma el nombre de Tiento. ¿Cómo diferenciar los palos del flamenco? La mayoría de los palos del flamenco se agrupan en familias, y casi siempre depende de dónde se ponga el acento. Para empezar, hay que darse cuenta de la métrica de la canción, los compases, el acento musical, dónde está el “golpe”… También se pueden diferenciar los palos del flamenco según sus letras y sus estrofas, como hacemos con una poesía. Para poder diferenciar los palos hay que ser un entendido o tener la experiencia de años. Para empezar, vamos a disfrutar de ellos dentro de Flamenco Andalusí, donde daremos una pincelada a algunos de ellos y donde empezaremos a amar el flamenco. ¡Disfruten del espectáculo!
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